
“Estoy bajo tratamiento psiquiátrico tomando ansiolíticos y anticonceptivos muy fuertes. Quiero dar las gracias a mi familia que me ha apoyado en todo momento.”
Visiblemente más delgado y vestido de paisano, Emilio se plantea ahora dejar los escenarios y dedicarse únicamente a su gran pasión, el tango. “Desde pequeño en mi casa de La Habana tuve una gran afición por el tango pero nunca pude practicarlo ya que mi padre (Miliki) era muy estricto y no le gustaba en absoluto el jamón serrano. Cuando vinimos a España, empecé a cantar tangos en la soledad de mi cuarto mientras mis hermanos iban a la escuela. Sólo mi tío Gaby parecía entender mi inquietud por la música y me regaló un patinete de dos ruedas con el que mantuve en secreto mi afición.”
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